Antes de comenzar a prospectar, es importante dedicar tiempo a investigar a la persona y la empresa para identificar cómo puedes ayudarles. En lugar de realizar llamadas en frío, te recomiendo enviar un correo electrónico personalizado describiendo lo que has aprendido sobre ellos y cómo puedes ayudar. Asegúrate de que el mensaje sea relevante y específico para ellos o su empresa. Pregunta si estarían abiertos a aprender más y sostener una conversación contigo.
Después de enviar el correo electrónico, haz una llamada telefónica al día siguiente para preguntar si lo recibieron y lo leyeron. Esto convierte la llamada en una llamada cálida en lugar de una llamada fría. Si no lo recibieron, resúmeles brevemente el correo electrónico y pregúntales si estarían dispuestos a reunirse contigo para obtener más información.
Si hay algún interés, agenda una reunión en lugar de pasar demasiado tiempo en el teléfono. La mayoría de las personas dependen en gran medida de las secuencias de correo electrónico, pero son reacias a levantar el teléfono. El teléfono es donde ocurre la mayor parte de la magia, ya que es demasiado fácil ignorar o eliminar un correo electrónico.
En mi experiencia, el mejor momento para prospectar por teléfono es de miércoles a viernes de 4 a 6 pm, ya que las personas están más ocupadas a principios de la semana y más temprano en su día laboral.
Prefiero enviar 25 correos electrónicos personalizados por semana (5 por día), seguidos por 25 llamadas telefónicas de seguimiento (5 por día) y reservar al menos 5 reuniones (10% de conversión de puntos de contacto). Esto es mucho más efectivo que perder tiempo valioso llamando en frío o administrando secuencias genéricas que no convierten.
Recuerda que no estamos en el negocio de administrar secuencias, estamos en el negocio de vender. Y vender comienza con hablar con la gente. ¡Enfrenta tus miedos, levanta el teléfono y haz una llamada tibia!
¡Felices ventas!
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